El movimiento al improvisar, puede ser una experiencia sensorial, de conciencia interna de las sensaciones o puede girar en torno a lo expresivo, a la forma en que contenidos afectivos se expresan formalmente a través del cuerpo y sus posibilidades. La Técnica Matías Alexander propone una escucha y atención, una conciencia a la estructura ósea y funcional del cuerpo, de manera que su uso se pueda hacer de la manera más eficiente, interfiriendo lo menos posible a través de nuestros hábitos, nuestras falsas nociones de comodidad y descanso, nuestra avidez de control y apego a lo conocido, así como nuestras habituales "ganas de hacer" en lugar del "dejar ocurrir". Posibilita el conocer el funcionamiento natural de la estructura arquitectónica y el desafío físico que plantea la bipedestación, el mantenerse de pie, para el ser humano.
Esto tiene implicancias tanto estructurales en la técnica de movimiento, como de nuestro haber en todos los ámbitos de nuestra vida, así como todo el trabajo que se hace con el cuerpo como foco central de integración.
Danza / Danza Movimiento Terapia / Movimiento Auténtico / Improvisación
“El momento presente contiene toda la información del Universo, sólo basta con que lo atestigüemos.” Mi trabajo se basa en la relación entre el cuerpo y la conciencia, apuntando a la integración de ese conjunto al que llamamos 'Ser' consigo mismo y su entorno. Una escucha activa, en quietud o en movimiento, en vivo o en video, permite el emerger de valiosa información, esencial para nuestro autoconocimiento.
martes, 10 de mayo de 2011
Danza Movimiento Terapia
Desde los albores de la humanidad, la danza ha servido para
agradecer, celebrar y honrar la vida y la maravilla de experimentar los ritmos
que la rigen, así como para pedir por lo que es necesario para continuar viviendo.
Para nosotros, el bailar sigue siendo una expresión de sentimientos, una fuente
de placer y una manera de disfrutar el tener un cuerpo capaz de desplazarse y
coordinarse al compás de algún ritmo que nos alegre o nos emocione. Pero en la
búsqueda de nuestra propia danza, podemos acceder a aquello que está escondido
en lo más profundo de nuestro ser y que está almacenado en nuestro único
instrumento con el que vivir, que es nuestro cuerpo. Y el cuerpo entendido como
una totallidad que alberga nuestra consciencia, nuestra mente y nuestros
sentimientos.
Tal y como dice Hilda Wengrower, “bailar tiene un aspecto
catártico de liberación y alivio, y por sí solo es positivo, pero no es
suficiente para curar. En danzaterapia queremos conocer las razones que nos
llevan a necesitar una catarsis, vamos un poco más lejos.
“Los danzaterapeutas establecen con su paciente lo que denominan
un diálogo kinestésico, y son capaces de diagnosticarlo observando su
contracción muscular, respiración, ritmo, postura y forma de moverse… Las
emociones son siempre corporales”, dice Wengrower.
La danzaterapia trae
consigo la posibilidad de escucharnos y reconocernos en tanto entidad total, es
decir, un cuerpo que siente, se mueve y reconoce aquello que le ocurre como
parte de su vivencia. Nuestra experiencia en este mundo ocurre a través del
cuerpo, de los sentidos y de la química de las emociones -aquello que nos
provoca lo que percibimos y experimentamos. Danzar es un momento de estar y ser
completo, donde se unen la libertad de experimentar sin juicios lo que nos
ocurre, y el disfrute de podernos mover al compás de lo que sentimos y
necesitamos. Se trata de tomarnos un momento para escucharnos y darle un lugar
a aquello que necesita ser expresado sin juicios ni restricciones. Una
oportunidad para que se manifiesten todos los aspectos de nuestro ser físico,
psíquico y emocional.
Una de las pioneras de este arte de la curación por medio de la
danza, Trudi Schoop, recalcaba también el aspecto espiritual y trascendental
del danzar. Lo relacionaba sí con lo personal, con el propio ritmo y la
expresión personal, pero reconocía que en cada danza se encerraba también la
danza eterna, en cada danza, todas las danzas danzadas y por danzar. El
movimiento nos conecta con lo atemporal, nos inserta en el tiempo / no tiempo
que nos conecta, a su vez, con lo etéreo, lo efímero, con el presente. Esa
conexión fundamental entre lo que Jung llamaría el Sí mismo o la Totalidad y el
Ego (o sí mismo, con ‘s’ minúscula), nos ayuda a encontrar nuestro lugar y
propósito en el Universo. La danza es un vehículo para dicha conexión, ya que
posibilita que surja el lenguaje simbólico del cuerpo y le comunique valiosa
información a nuestra consciencia, a nuestro yo que observa, maravillado,
cuando se permite el “ser movido” por fuerzas que emergen de esa fuente
universal y eterna, esa totalidad del Ser. Como lo expresó otra pionera
danzaterapeuta, Mary Whitehouse, no es lo mismo moverse desde la voluntad que
permitirse ser movido por eso que surge inevitable, irrepetible, autétnico. Y
es allí donde comenzamos a indagar en nuestra propia existencia, a conocernos
más y a poco a poco, aprender a aceptarnos y a integrar todos los complejos
aspectos que componen el ser.
Comparto la visión y las palabras de Diana Fischman, maestra danza
movimiento terapeuta, quien postula que:
“La danzaterapia propone conocernos como seres de la naturaleza,
participantes conscientes o inconscientes de los ritmos biológicos, del ritual
social, comunitario, de la danza cósmica. Reencontrar el espíritu holístico,
perdido con la modernidad, que en su afán de pura objetividad y búsqueda de
certezas, separó la mente del cuerpo, lo natural de lo cultural, lo individual
de lo social, lo racional y lo emocional, lo subjetivo de lo objetivo, hasta el
punto de generar una oposición en la que sólo un aspecto de la polaridad tenía
sentido, mientras que el otro era segregado, desconocido, postergado.
“En un camino que pretende juntar lo separado, reintegrar la
polaridad escondida, las danzaterapeutas intentan llenar de sentido los
movimientos mecánicos del cuerpo concebido como máquina. Buscan reencontrarse
con el cuerpo sensible, que conoce y recuerda. El cuerpo en movimiento. El
cuerpo que danza la vida.
“La Danzaterapia nos posibilita conectarnos con nuestra memoria
corporal, desbloqueando los afectos retenidos, congelados que fueron reprimidos,
dándoles una nueva oportunidad creativa de ser, descubrir nuevas perspectivas y
espacios, a la vez que de integrarse al resto de nuestra personalidad para
disponer de ellos, de su energía para nuestra vida cotidiana co-creándonos en
el devenir de un contexto participativo.”
Se trata, pues, de una invitación a conocerse a sí mismo a través
del cuerpo, su información y su lenguaje y de la posibilidad de dejar que
exprese lo que las palabras a menudo no pueden, donde se permite la ambigüedad,
el no saber, lo primordial, y lo sublime. Invitaremos a la palabra, sí, a que
acompañe, pero no rija ni restrinja nuestra necesidad expresiva, psíquica y
emocional. No hace falta tener experiencia previa en danza para participar de
las sesiones de Danza Movimiento Terapia. Todos podemos (y debemos, por nuestro
bien) bailar y encontrarle el sentido al movimiento, encontrar nuestra propia
danza.
Mi experiencia con la Improvisación de Movimiento: Algunas reflexiones
El llevar la mente, el pensamiento a la estructura del cuerpo en diálogo con la gravedad, o sea, a lo puramente físico espacial, permite a la mente unirse con el cuerpo y soltar el Yo regulador, o sea, el juicio, y por ende, el estancamiento, la "represa" de energía vital (libidinal) -tal y como postula la bioenergética-. Lo que proporciona la Técnica Matías Alexander es la posibilidad de aplicarlo en la vida diaria, de llevarse aquello como adquirido, la posibilidad de tornar su pensamiento a la física pura y descansar ahí. Soltar el miedo, el juicio, la exigencia… tan sólo hay que permanecer erguido, sintiendo la maravilla de la arquitectura que desafía la gravedad, y tratando de interferir lo menos posible con el fluir, puede ser un estado mental… o un lugar al que recurrir, ya que, después, al tener ese lugar perceptivo, esa experiencia de experienciar el cuerpo, se puede regresar siempre a él como punto de partida y referencia.
Al utilizar esta sensación como guía para improvisar, la danza se despoja de toda emoción o mensaje, ya que la danza se convierte en una exploración en sí misma para el danzante, en el fin último de la experiencia, en la pregunta, en el ir descubriendo el cómo se siente, cómo se sienten los músculos, la estructura y el peso de mi cuerpo si lo pongo a jugar con el balance de tal o cual manera. Y esta exploración es posible en todo momento, en cualquier posición, especialmente de pie, donde hay la menor cantidad de puntos de contacto con el suelo y se tienen todos que negociar para sostener la totalidad del peso del cuerpo.
Esta exploración deja de lado la posibilidad o el aspecto comunicativo, expresivo, semántico del movimiento. No se toma en cuenta, al menos de la parte del artista. No forma parte de la intención del artista el comunicar algo, sino el compartir una experiencia de búsqueda de la sensación, de curiosidad. Con esta premisa, lo que se busca, pues, es la experiencia compartida del espectador y el danzante, por un lado, de observar a otro ser humano con su misma estructura física básica experimentar con su forma de estar en el espacio, ocasionándole el mismo sentido de curiosidad, la misma sensación de búsqueda que experimenta el improvisador por el otro, sobre todo si este sabe que se trata de una improvisación y que el improvisador le está compartiendo su búsqueda, haciéndole partícipe.
A veces, esa experimentación puede estar comentada por el artista, lo cual suele tornarse bastante cómico, ya que las impresiones de sorpresa o confusión o emoción de una persona que busca cómo usar su cuerpo en el espacio pueden resultar a menudo situaciones ridículas o al menos raras, ya que se da el espacio para verdaderamente explotar y explorar hasta sus últimas consecuencias a la sensación… esta puede tornarse bizarra o inusual muy fácilmente (y suelen ser los momentos más interesantes) y la actitud y el comentario del artista pueden crear complicidad y comunicación en una situación que podría ser puramente de orden físico, como dijimos.
Esos son los parámetros y ese es el encuadre de un espectáculo de improvisación. En muchos casos, el mensaje o comentario o composición semántica libre a interpretarse (o más cerrada), puede estar dada por los otros elementos escénicos como vestuario, entorno, utilería, música o sonidos. En el caso de mi pieza de tesis, por ejemplo, una videodanza documentando improvisaciones en espacios urbanos, ese era el caso. Mis movimientos estaban afectados por el entorno, el vestuario, el contexto, pero básicamente mi técnica improvisatoria era de experimentación corporal y no de contenidos emocionales ni intelectuales ni estéticos explícitos. Estos fueron descubiertos mediante el análisis a posteriori del material y en ocasiones fueron pensados (con contenidos más o menos claros e intencionales) y otros fueron totalmente incidentales. aún queda muchísimo pietaje por interpretar.
La preferencia de tales o cuales sensaciones y la posibilidad o no de explorar la mayor cantidad de sensaciones posibles y calidades de movimiento, formas de mover el cuerpo, de jugar con él, con la gravedad, con el espacio y su estructura, ciertamente depende de la información psíquica y del desarrollo de cada cual. Desde la DMT se puede interpretar y se puede intentar llegar a que cualquiera tenga ganas de aventurarse hacia lo que no conoce, una vez se haya saciado de explorar lo que conoce y ama o tiene apego o costumbre en términos de su uso de su cuerpo, pero cultivando esa curiosidad por la sensación ya sea de lo conocido o de lo nuevo, o encontrando cosas nuevas en lo conocido y vise versa.
El experimentar observar a otro ser humano simplemente estando. sin ninguna exigencia, sin nada que hacer, ningún lugar al que ir… sólo estar.
Es bastante raro que una persona se permita experimentar que la energía y el movimiento fluyan libremente por la estructura de su cuerpo de cualquier manera que le plazca sin objetivo ulterior que el de experimentarlo.
Mientras se está y se experimenta, el pensamiento puede irse a cualquier lugar, manteniendo siempre la sensación activada. Obviamente el pensamiento estará de alguna manera ligado a las sensaciones que van provocando los movimientos, si bien esto ocurre a un nivel imperceptible o inconscienteSerá esta, precisamente, la base para la otra disciplina que me apasiona y a la que me llevó la búsqueda de la improvisación y el movimiento y el correlato con lo emocional, la Danza Movimiento Terapia, pero esto será tema para otra ocasión…
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