martes, 10 de mayo de 2011

Mi experiencia con la Improvisación de Movimiento: Algunas reflexiones

El llevar la mente, el pensamiento a la estructura del cuerpo en diálogo con la gravedad, o sea, a lo puramente físico espacial, permite a la mente unirse con el cuerpo y soltar el Yo regulador, o sea, el juicio, y por ende, el estancamiento, la "represa" de energía vital (libidinal) -tal y como postula la bioenergética-. Lo que proporciona la Técnica Matías Alexander es la posibilidad de aplicarlo en la vida diaria, de llevarse aquello como adquirido, la posibilidad de tornar su pensamiento a la física pura y descansar ahí. Soltar el miedo, el juicio, la exigencia… tan sólo hay que permanecer erguido, sintiendo la maravilla de la arquitectura que desafía la gravedad, y tratando de interferir lo menos posible con el fluir, puede ser un estado mental… o un lugar al que recurrir, ya que, después, al tener ese lugar perceptivo, esa experiencia de experienciar el cuerpo, se puede regresar siempre a él como punto de partida y referencia.

Al utilizar esta sensación como guía para improvisar, la danza se despoja de toda emoción o mensaje, ya que la danza se convierte en una exploración en sí misma para el danzante, en el fin último de la experiencia, en la pregunta, en el ir descubriendo el cómo se siente, cómo se sienten los músculos, la estructura y el peso de mi cuerpo si lo pongo a jugar con el balance de tal o cual manera. Y esta exploración es posible en todo momento, en cualquier posición, especialmente de pie, donde hay la menor cantidad de puntos de contacto con el suelo y se tienen todos que negociar para sostener la totalidad del peso del cuerpo.

Esta exploración deja de lado la posibilidad o el aspecto comunicativo, expresivo, semántico del movimiento. No se toma en cuenta, al menos de la parte del artista. No forma parte de la intención del artista el comunicar algo, sino el compartir una experiencia de búsqueda de la sensación, de curiosidad. Con esta premisa, lo que se busca, pues, es la experiencia compartida del espectador y el danzante, por un lado, de observar a otro ser humano con su misma estructura física básica experimentar con su forma de estar en el espacio, ocasionándole el mismo sentido de curiosidad, la misma sensación de búsqueda que experimenta el improvisador por el otro, sobre todo si este sabe que se trata de una improvisación y que el improvisador le está compartiendo su búsqueda, haciéndole partícipe.

A veces, esa experimentación puede estar comentada por el artista, lo cual suele tornarse bastante cómico, ya que las impresiones de sorpresa o confusión o emoción de una persona que busca cómo usar su cuerpo en el espacio pueden resultar a menudo situaciones ridículas o al menos raras, ya que se da el espacio para verdaderamente explotar y explorar hasta sus últimas consecuencias a la sensación… esta puede tornarse bizarra o inusual muy fácilmente (y suelen ser los momentos más interesantes) y la actitud y el comentario del artista pueden crear complicidad y comunicación en una situación que podría ser puramente de orden físico, como dijimos.

Esos son los parámetros y ese es el encuadre de un espectáculo de improvisación. En muchos casos, el mensaje o comentario o composición semántica libre a interpretarse (o más cerrada), puede estar dada por los otros elementos escénicos como vestuario, entorno, utilería, música o sonidos. En el caso de mi pieza de tesis, por ejemplo, una videodanza documentando improvisaciones en espacios urbanos, ese era el caso. Mis movimientos estaban afectados por el entorno, el vestuario, el contexto, pero básicamente mi técnica improvisatoria era de experimentación corporal y no de contenidos emocionales ni intelectuales ni estéticos explícitos. Estos fueron descubiertos mediante el análisis a posteriori del material y en ocasiones fueron pensados (con contenidos más o menos claros e intencionales) y otros fueron totalmente incidentales. aún queda muchísimo pietaje por interpretar.

La preferencia de tales o cuales sensaciones y la posibilidad o no de explorar la mayor cantidad de sensaciones posibles y calidades de movimiento, formas de mover el cuerpo, de jugar con él, con la gravedad, con el espacio y su estructura, ciertamente depende de la información psíquica y del desarrollo de cada cual. Desde la DMT se puede interpretar y se puede intentar llegar a que cualquiera tenga ganas de aventurarse hacia lo que no conoce, una vez se haya saciado de explorar lo que conoce y ama o tiene apego o costumbre en términos de su uso de su cuerpo, pero cultivando esa curiosidad por la sensación ya sea de lo conocido o de lo nuevo, o encontrando cosas nuevas en lo conocido y vise versa.

El experimentar observar a otro ser humano simplemente estando. sin ninguna exigencia, sin nada que hacer, ningún lugar al que ir… sólo estar.

Es bastante raro que una persona se permita experimentar que la energía y el movimiento fluyan libremente por la estructura de su cuerpo de cualquier manera que le plazca sin objetivo ulterior que el de experimentarlo.

Mientras se está y se experimenta, el pensamiento puede irse a cualquier lugar, manteniendo siempre la sensación activada. Obviamente el pensamiento estará de alguna manera ligado a las sensaciones que van provocando los movimientos, si bien esto ocurre a un nivel imperceptible o inconscienteSerá esta, precisamente, la base para la otra disciplina que me apasiona y a la que me llevó la búsqueda de la improvisación y el movimiento y el correlato con lo emocional, la Danza Movimiento Terapia, pero esto será tema para otra ocasión…

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